Introducción
Jurisprudencia de la Sunna
Alabado sea Allah, Señor de los Mundos, el Clemente el Misericordioso, y mis oraciones y saludos al Enviado misericordia para los seres de intelecto, y mis oraciones sobre sus Parientes y Compañeros, sus seguidores y los que les seguirán hasta el día el Día del Juicio.
En este capítulo expondremos, Allah mediante, los hadices que rigen la práctica religiosa empezando por el Libro de la purificación y siguiendo la misma metodología que emplean los estudiosos del hadiz.
En cada episodio expondremos un hadiz o más de uno, haciendo un análisis del hadiz empezando por el estudio de su contenido en forma de diferentes observaciones hablamos en cada una de uno de los diferentes aspectos como aclarando el sentido, etc. Intentaremos en la medida de lo posible emplear solamente hadices aceptados, lo que no significa que vayamos a obviar los débiles que ya han citado los doctos. Lo citaremos, pero resaltando su debilidad.
La metodología de este capítulo empieza por citar las fuentes de los doctos de la fe, aclarar la diferencia entre ellos, intentando en la medida de lo posible citar la fuente probatoria.
Libro de la purificación
Hadiz nº 1
La purificación como requisito para el azalá
De Abu Huraira, que Allah esté satisfecho de él, dijo: El Profeta (PB) dijo: “vuestro azalá no será aceptada si habéis hecho vuestras necesidades hasta que no hagáis la ablución”. En otro relato: dijo un hombre de Hadramaut “¿A qué se refiere con ‘necesidades’, Abu Huraira? Dijo éste: “ventosidad y flatulencia”.
De Ibn Umar, que Allah esté satisfecho de ambos, dijo: escuché al Profeta de Allah (PB) decir “el azalá no será aceptado sin purificación previa”.
* * *
En este noble hadiz que representa el fundamento del Libro de la Purificación tenemos varias observaciones:
Primero: cuando el Profeta dice “no se aceptará”, quiere decir, desde el punto de vista de la jurisprudencia islámica, que se dé la recompensa por esa obra. Así lo dijo el ulema Ibn Al-Mulaqan. Mientras que Al-Hafidh Ibn Hayar, la misericordia de Allah sobre él, dijo: en realidad la aceptación es el fruto que garantiza que la acción ha cumplido con el objetivo para el que fue realizada. Así que, si el cumplimiento de sus condiciones significa la obtención del fruto de su recompensa, cabe entender que la aceptación se emplea aquí en sentido figurado. Mientras que la aceptación en el sentido estricto la podemos encontrar en el hadiz del Profeta (PB), en el que dice “Quien recurre a un vidente no se aceptará su azalá”. Ya que la obra puede se correcta, pero la aceptación será diferente si se da un impedimento. Por ello, algunos de los primeros musulmanes decían: prefiero que se me acepte una oración antes que todas las riquezas de este mundo. Ibn Umar, que Allah esté satisfecho de ambos, dijo: porque Allah el Altísimo dijo: “Ciertamente, Allah sólo acepta de aquellos que son conscientes de Él.” (Corán, 5: 27).
Segundo: cuando el Profeta (PB) dice “si habéis hecho vuestras necesidades”, es decir, todo acto que rompe la ablución. Abu Huraira, que Allah esté satisfecho de él, lo explicó con dos ejemplo de los actos que rompen la ablución: “ventosidad y flatulencia”. Al-Hafidh Ibn Hayar dijo: “porque van de la mano como el insulto y el maleducado, y porque se dan con más frecuencia que el resto durante el azalá”.
Las necesidades pueden ser mayores como la eyaculación, la menstruación, el puerperio, o menores como defecar y orinar, voluntaria o involuntariamente, como explicaremos más adelante, Allah mediante.
Tercero: cuando el Profeta dice (PB) “hasta que no hagáis la ablución”. El ulema Ibn Al-Mulaqan, que Allah lo cubra de su misericordia, dice al respecto: sin la ablución se logrará la aceptación, lo que hay antes es la negación, así que el azalá sólo se aceptará después de la ablución. La ablución aquí se refiere a la purificación por dentro y fuera con agua.
Al-Hafidh Ibn Hayar, que Allah lo cubra con su misericordia, dijo: cuando dice “hagáis la ablución”, se refiere a lavarse con agua o lo que la sustituya. An-Nisa’i relató –con una transmisión fuerte- de Abu Dhur, que Allah esté satisfecho de él: “La arena limpia es la ablución del musulmán” declarando que con ello que atayamum (o pasar las manos antes por arena o un canto y luego por la cara y las manos) es ablución, ya que la suple”.
De aquí entendemos de las palabras del Profeta (PB) “hasta que no hagáis la ablución” con agua si la tiene a su alcance o de arena o piedra si no existe agua.
Cuarto: los doctos de la fe deducen de este hadiz que la purificación es uno de los requisitos para el azalá y que éste no será aceptado sin purificación. El Imam An-Nawawi, la misericordia de Allah sobre él, dice: “este hadiz prueba la obligatoriedad de la purificación antes del azalá. La comunidad de ulemas ha alcanzado el consenso de que la purificación es una condición sine qua non del azalá”. Sin embargo, ¿acaso esta ablución es obligatoria a todo el que vaya a realizar el azalá o es una obligación del que ha hecho sus necesidades específicamente?
Lo más correcto de cuanto han dicho los ulemas es que se trata de una obligación específica del que ha hecho alguna de las necesidades descritas. An-nawawi, la misericordia de Allah sobre él, dice: acerca de esto la comunidad de ulemas ha alcanzado el consenso.
Quinto: los doctos de la fe emplean este hadiz como prueba de la incorrección del azalá cuando el individuo no se ha purificado de la necesidad que haya tenido, ya sea mayor o menor, voluntario o involuntario, ya que el Profeta (PB) no hizo ninguna distinción. Por ello el azalá de quien haya tenida una de esas necesidades y no se haya purificado es incorrecta. Debe hacer la ablución antes.
Sexto: La comunidad de ulemas ha alcanzado el consenso acerca de lo ilícito del azalá sin purificación. Quien lo haga comete un pecado y se expone a la impiedad. Dijo An-Nawawi, la misericordia de Allah sobre él: “La comunidad de ulemas ha alcanzado el consenso acerca de lo ilícito del azalá sin purificación con agua o arena. No hay distinción entre el azalá obligatorio y voluntario, ni entre la postración, la lectura, el agradecimiento ni el azalá de difuntos, excepto lo que se relató At-Tabari de Achaabi e Ibn Yarir que dijeron: se permite el azalá de difuntos sin purificación, lo que se considera incorrecto. Los ulemas lo contradicen. El individuo, si reza sin purificarse sin motivo de peso, estaría cometiendo un pecado”.
Y después dijo: “Esto es en el caso de que el que reza sin purificarse no tenga motivo de peso. Sin embargo, se le consiente al individuo que no encuentra agua, ni arena. Lo más sólido de cuanto han dicho los ulemas es que este individuo puede rezar y no se le aplicaría la norma. La prueba de ello la encontramos en las palabras del Profeta (PB) cuando dijo: “Cumplid con mis órdenes en la medida de los posible”.
Séptimo: Este hadiz refleja la importancia de la purificación en el Islam, ya que puso como condición para la aceptación del azalá –que es el segundo pilar- que el individuo esté puro de impurezas. Y puso en el círculo del pecado a quien reza sin purificarse de esas impurezas. El Islam, al igual que obliga la purificación exterior, también prescribe la purificación interna para que encuentre a Allah Excelso puro por dentro y por fuera. Son diversos los textos del Profeta acerca de la purificación y la ablución y sus grandes beneficios. Es el caso del hadiz de Abu Huraira, que Allah esté satisfecho de él, dijo: “Escuché al Mensajero de Allah (PB) decir: “Mis seguidores serán llamados el Día del Levantamiento y sus caras radiantes en su esplendor como consecuencia de la ablución. Quien de vosotros puede hacer perdurar ese esplendor, que lo haga”. Aquí con “esplendor” se refiere a la blancura de la cara, como el blanco de la cara del caballo. Así, el Profeta (PB) le dice a los creyentes que el Día del Levantamiento serán enviados con los rostros blancos resplandecientes como consecuencia de la ablución.
De ahí el hadiz de Uthman, que Allah esté satisfecho de él, dijo: El Mensajero de Allah (PB) dijo: “quien hace la ablución y la cumple a rajatabla, saldrán sus pecados de su cuerpo por debajo de sus uñas”. En otro relato de An-Nisa’i: “todo individuo que hace la ablución y la cumple a rajatabla se le personarán todos los posibles pecados que pueda cometer desde el momento de la ablución hasta el momento del azalá”. Según Munder, su transmisión depende de dos alfaquíes.
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